Clase CINCO: (Re) pensando el Desarrollo, y los seres humanos… desde la revolución tecnológica

CLASE 5: (Re) pensando el Desarrollo, y los seres humanos… desde la revolución tecnológica

Inmersos en el “segundo momento”, de la estructura de nuestro análisis, concluimos el recorrido histórico del concepto de desarrollo, presentando las características centrales de la “cuarta revolución industrial”. De acuerdo a la gran cantidad de desafíos que enfrentamos, en el mundo actual, Schwab (2018) señala que comprender la nueva revolución tecnológica, es uno de los más importantes. Asimismo, que la cuarta revolución industrial nos conduce hacia la transformación de la humanidad, producto de la confluencia de los sistemas digitales, físicos y biológicos. En otras palabras, en un contexto donde los nuevos avances tecnológicos cambian, rápida y profundamente, al igual que el modo en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos, surge la necesidad de repensar la manera en la cual los países deben desarrollarse. Paralelamente, afirma el autor, es el mismo paradigma el que nos obliga a repensar, incluso, qué significa ser humanos.

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De este modo, en esta clase proponemos debatir sobre un tema que ha sido central, entre otros, en el Foro Económico Mundial (FEM), celebrado en Davos, en el año 2016. Puntualmente, nuestro interés es reflexionar sobre algunos de los retos de la próxima reindustrialización que, según Pérez (2016), es la revolución que nos introduce de lleno en la era digital mundial, la llamada “Industria 4.0”.

Entonces, situados en la edición número 46 del FEM, la cuarta revolución industrial ha sido vista como una gran oportunidad para cambiar el modelo de crecimiento económico global. De este modo, el fundador del Foro, instó a los líderes mundiales en virtud de revisar sus políticas y adaptarlas a los cambios que se aproximan. El punto de vista de Schwab es que tanto los gobiernos, como las empresas, que no logren adentrarse de lleno en el mundo de la alta tecnología, serán perjudicados por la interconexión y automatización que promete la nueva era. Asimismo, para la masificación de la tecnología, en los países aún en desarrollo, plantea la necesidad de una cultura previa que asegure el uso correcto de las mismas.

Por otro lado, debemos advertir que, si bien la Industria 4.0 plantea ventajas, también coloca obstáculos sobre el camino de las empresas y los trabajadores. Pérez (2016) afirma que estamos ante una revolución industrial que genera preocupaciones. Principalmente, desde las conclusiones extraídas del informe titulado “El futuro de los empleos”, las cuales indican que la cuarta revolución industrial podría afectar a 7,1 millones de trabajadores en los próximos años. Seguidamente, Pérez (2016) apunta a que los trabajos “de nueva creación” pueden clasificarse en dos grandes grupos, es decir, analistas de datos y representantes de ventas especializadas. También, indica que las empresas de energía, los medios de comunicación y el sector del entretenimiento requerirán directivos con nuevas habilidades que permitan trabajar en climas de gran incertidumbre y en la disrupción de sus modelos de negocio. Un dato no menor, es que más de la mitad de los niños que hoy transitan por la educación primaria, serán trabajadores de empleos que no existen todavía.

Pérez (2016) explica la cuarta revolución industrial desde la tercera, la cual ocurrió con el comienzo de la era digital, a mediados del siglo XX, y a partir de la computarización de los procesos industriales. Entonces, para la autora, la cuarta revolución consiste en hacer lo mismo pero, esta vez, desde las nuevas tecnologías como la inteligencia artificial, la impresión en 3D y la biotecnología.


Gonzalo Duque-Escobar: PLEI 2034 - UN: Objetivo 1 - GDE (26-03-2020)

Otro elemento central, consiste en analizar los factores que impulsan esta revolución, a los fines de mejorar su entendimiento. De este modo, el cambio en los entornos de trabajo y las jornadas laborales flexibles; el incremento de la clase media en los países emergentes; el cambio climático; el agotamiento de los recursos naturales; la transición hacia una economía más sustentable; el aumento de la inestabilidad política y la rápida urbanización, son considerados los agentes del cambio en el orden mundial. Pérez (2016) añade que las nuevas preocupaciones de los consumidores, vinculadas con la ética, la privacidad, la longevidad, el envejecimiento de la población, el aumento de las aspiraciones y el incremento del poder económico de las mujeres, serán constantes en la cuarta revolución industrial y el nacimiento de la Industria 4.0. Indudablemente, este escenario influye en la generación de políticas y acciones orientadas a la captación, retención y promoción del talento en las organizaciones.

Definitivamente, la tendencia está presente en todos los sectores económicos, los cuales ya se encuentran transitado la nueva era digital. La cuarta revolución industrial y la Industria 4.0, concluye Pérez (2016), implican un cambio difícil de evadir en el avance hacia el desarrollo humano. Por lo cual, más allá de los puntos negativos, supone una oportunidad de adaptación, mediante el desarrollo de avances tecnológicos, capaces de subsanar los problemas de la población mundial y del desarrollo personal, en aquellas áreas donde el aporte humano, en un mundo cada vez más tecnológico, resulte necesario. En sintonía, Schwab (2018), resalta las oportunidades y los dilemas, cuando describe las características clave de la nueva revolución tecnológica. Para destacar, se refiere a la responsabilidad colectiva como un factor determinante, al momento de diagramar un futuro en cual la innovación y la tecnología sirvan a las personas. Sólo de este modo, piensa el autor, será posible conducir la humanidad hacia nuevos niveles de conciencia moral.

En otras palabras, si bien la tecnología resulta útil, no proporciona un sentido de moralidad y no puede obligarnos sobre las decisiones que debemos tomar como seres humanos. Finalmente, en cuanto al modo de desarrollo, que se avecina en un horizonte cercano, mitigar el cambio climático implicará satisfacer las necesidades económicas y ambientales de una forma inteligente y justa. Esta cuestión continúa pendiente, sin embargo, Schwab (2018) es optimista respecto a la cuarta revolución industrial como la oportunidad para cambiar esto. Por ejemplo, partiendo desde nuevas formas de generar y usar la energía de con más eficiencia.

A modo de cierre, para el segundo momento de nuestro recorrido histórico del concepto de desarrollo, nos pareció oportuno incluir la nueva revolución tecnológica ya que supone, para Schwab (2018), nada menos que la transformación de la humanidad. Eventualmente, producto de los cambios profundos, desde un análisis de la historia humana, estamos ingresando a una época con las mayores posibilidades o los peligros más potenciales. Desde nuestro espacio curricular, proponemos debatir el desarrollo buscando comprender la manera en la cual la tecnología está provocando cambios considerables en los seres humanos, y cómo influye en los procesos económicos, sociales y culturales. En ese sentido, Schwab (2018) presenta tres razones que distinguen la cuarta revolución de la tercera. Nos interesa destacar la segunda razón, cuando se refiere a la amplitud y velocidad con la que avanza esta revolución, ya que no solo está cambiando el “qué” y el “cómo” hacer las cosas, sino el “quiénes somos”

De esta manera, como estrategia para adaptarnos al cambio, coincidimos con el autor en considerar al avance de la tecnología como un elemento que nos permita reflexionar sobre quiénes somos y cómo vemos el mundo. En efecto, si concentramos nuestros esfuerzos en capitalizar la revolución, será posible conocernos aún más y construir mejores formas de organización social, derivadas del cambio tecnológico. De esta manera, las oportunidades que encuentre la cuarta revolución, de mejorar el mundo y a los seres humanos, serán más altas. Claramente, esto no depende de un solo sector, resulta necesario que el mundo académico, los líderes políticos y el empresariado colabore, habilitando a la sociedad civil a participar y obtener beneficios de las transformaciones que ocurran.

Por otro lado, es válido aclarar que, desde la “vereda del frente”, existe el Foro Social Mundial (FSM). Es decir, en esta clase hemos presentado, principalmente, las conclusiones del FEM, sin embargo, damos cuenta de otro punto de vista, respecto a los modos de desarrollo que se avecinan o, mejor dicho, a los medios para alcanzarlos.

Como espacio de debate, reflexión y formulación de propuestas, el FSM se opone al neoliberalismo y al dominio del mundo por el capitalismo. Por lo tanto, desde una suerte de “altermundismo”, este Foro tiene lugar a partir del año 2001, en la búsqueda de una globalización inclusiva. Bajo el lema “otro mundo es posible”, cuenta con una carta de principios donde, entre lo más llamativo, indica que nadie está autorizado a manifestarse en nombre del Foro.[1]

20 años de feminismos en el Foro Social Mundial - economiasolidaria.org

A raíz de ello, las ideas que presentamos, devenidas del “mayor encuentro de la sociedad civil para encontrar soluciones a los problemas de nuestro tiempo”, no están asociadas con ningún autor.

El Foro reúne, anualmente, a miles de participantes congregados en diversas actividades, vinculadas con temas como el desarrollo social, la economía solidaria, el medio ambiente, los derechos humanos y la democratización, entre otros. En síntesis, los emblemas asociados al Foro, son la economía solidaria y la democracia participativa. No obstante, para la última parte de nuestro recorrido histórico del concepto de desarrollo, si bien coincidimos con las ideas promovidas por el FSM manifestamos que, más allá de los contrapuntos, deberemos adaptarnos a la nueva realidad, mediante el desarrollo de tecnologías. Esto no implica compartir los supuestos del FEM, al contrario,[2] pero el avance de las tecnologías, y su impacto en las oportunidades para el desarrollo personal, no puede negarse. Entonces, capitalizar tales oportunidades, será una de las escasas alternativas para remediar las problemáticas contemporáneas y continuar con la presencia “humana” en un mundo cada vez más “artificial” o robotizado. En el siguiente vídeo es posible ver un pantallazo general de lo que implica esta nueva era. 

👀 World Economic Forum (2016). La cuarta revolución industrial. 👇 

Por último, luego de mirar en que consiste este “nuevo mundo”, coincidimos con Pérez (2016) cuando afirma que… “queramos o no, estemos preparados o no, la Industria 4.0 ya está aquí”.



[1] Las reuniones del FSM no tienen un carácter deliberativo. Es decir, nadie estará autorizado a manifestar, en nombre del Foro y en cualquiera de sus encuentros, posiciones que fueran atribuidas a todos sus participantes”. También es válido aclarar que el FSM cuenta con una estructura compuesta por un comité organizador (de cada evento anual), un consejo internacional (de carácter deliberativo: es permanente, no representativo y estratégico) y una secretaría (de carácter administrativo). 

 [2]  Cuando Escobar (2005) se pregunta si la globalización constituye la última etapa de la modernidad capitalista o es el comienzo de “algo nuevo” interpreta, desde la vertiente social, al FSM como un espacio para pensar “fuera de los paradigmas establecidos”. En síntesis, el autor da cuenta de un “posmodernismo oposicional” que pretende, dada la crisis mundial actual, alcanzar condiciones para sobreponernos a los problemas, más allá de la modernidad. En ese contexto, también habla de “desarrollos alternativos” a través de conceptualizaciones propias de algunos procesos de “postdesarrollo”, por ejemplo, el Proceso de Comunidades Negras del Pacífico Sur colombiano, que realiza una forma de “contra-labor”. Es decir, lleva adelante una propuesta “híbrida” que incorpora “creativamente” conocimientos y prácticas modernas (evolucionistas) y locales (historicistas). Si bien coincidimos con los pensadores del postdesarrollo, Santos (en Escobar 2005), admite que las condiciones sociales necesarias para instaurar “nuevas visiones alternativas”, hasta el momento, no se han dado, básicamente, considerando la nueva cara del imperio global y un creciente “fascismo social”. De todos modos, invitamos al lector a profundizar sus estudios sobre estas corrientes ya que, por cuestiones prácticas, no forman parte de nuestro recorrido histórico del concepto de desarrollo.