Resumen:
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Introducción: Este trabajo surge tras la lectura de diferentes investigaciones en fuentes de datos en base electrónicas respecto a los procedimientos invasivos a la corporeidad de las personas en el contexto de prácticas de cuidado. Nos movilizaron los términos ética, protocolo y corporeidad y nos preguntamos ¿cómo los principios éticos sostienen las prácticas en el cuidado del otro?; en búsqueda de respuestas nos fijamos el objetivo general de describir cuestiones éticas presentes en los protocolos ante métodos invasivos a la corporeidad. Metodología: el tipo de estudio fue cualitativo descriptivo, de revisión bibliográfica no sistemática narrativa. Las dimensiones que se estudiaron fueron los principios éticos de los que solo se tomaron cuatro: Justicia, Autonomía, Beneficencia y No Maleficencia; las pruebas de mejores prácticas y la toma de decisiones. Se seleccionaron artículos de los últimos 5 años en español, publicados en la Biblioteca Virtual de Salud (BVS), los cuales se procesaron y analizaron sus contenidos en unidades de significado en fichas de cada artículo con su respectiva codificación, de las cuales surgieron las categorías emergentes en base a las dimensiones y subdimensiones estudiadas. Resultados: En la búsqueda de los artículos nos encontramos con escasa información con respecto a nuestro tema de investigación, por ello se analizaron tres artículos de los últimos 5 años. Respecto a los principios éticos se encontró que la heparinización, la antisepsia y barreras estériles consideran el principio de no maleficencia, mientras que la manipulación de los catéteres de acceso vascular no lo respeta. En caso de otros procedimientos como la colostomía, que transforman la corporeidad alterando su cotidianidad sin el consentimiento de la persona, también tensionan el anterior principio, aunque se justifique que es para el bien de la persona, en relación al principio de beneficencia; además, las mejores prácticas de cuidado no se garantizan en los hospitales escuela interpelando el principio de justicia; respecto a la autonomía, algunas personas manifiestan decisiones forzadas y falta de consideración hacia ellas. En pruebas de mejores prácticas, se reconocen tratamientos que se consideran ineludibles desde la perspectiva profesional y desde evidencias científicas; cuando se centran en la escucha, la empatía, el respeto y la interacción en sentido holístico, el centro está en las experiencias de las personas. Discusión: Tras el análisis de los artículos desde una mirada transformadora y holística se vieron tensionadas las dimensiones que nos propusimos. Los hallazgos nos enseñan a reflexionar en torno al modo en que los procedimientos resultan invasivos a la corporeidad. La mejor práctica de cuidado debe ser a partir del llamado de la persona, pidiendo permiso, sin hacer daño, teniendo en cuenta sus decisiones. Nos invitamos como profesionales a mirar al otro como un otro en su cotidianidad y nos disponemos a conocerlo para una gestión del cuidado integral, desarrollando estrategias de interacción, empatía y respeto.--
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