Resumen:
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Gastón Bachelard, al inaugurar en 1949 un congreso de filosofía de la ciencia, reivindicaba , para los trabajos presentados bajo el tema Ciencia y Método, su valor de compromiso. "Quiero mostrarles que el racionalismo está comprometido", decía Bachelard. Se trata de un compromiso con la razón, con esa forma de racionalismo, especie de superstición científica, beata de un primer éxito de racionalización. Y para distinguirlo de una racionalismo eufórico inventa un término: el de "superracionalismo", que evoca la agresividad de la razón, sistemáticamente dividida contra sí misma. El racionalismo polémico es radical de un modo distinto al de la polémica racionalista, frecuentemente limitada por un compromiso inconsciente con el objeto de su crítica. Para llegar a ser racionalista es preciso algo más que preocuparse por la desvalorización de los prejuicios, es preciso poseer además la voluntad de valorizar la dialéctica de la revocación. El compromiso racionalista es una revolución permanente. El parentesco del superracionalismo con el superrealismo no es onomatológico.
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