Resumen:
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Hasta el siglo XVIII, China era considerada una región central del sistema mundial en términos económicos y tecnológicos, posición sostenida por dos milenios hasta el advenimiento del Siglo XIX, momento en el cual por fuerzas internas y externas cayó en declive (Merino, Regueiro Bello e Iglesias, 2022). Tras las "Guerras del Opio" y la subordinación hacia las potencias imperiales occidentales a través de los "tratados desiguales", aquella nación, considerada una de las primeras unidades políticas imperiales y que se autopercibía como el "Reino del Medio", devino en el llamado "Siglo de la Humillación". Con la Revolución China de Sun Yat-sen, la instauración de la República y el posterior nacimiento de la República Popular China tras la victoria del Partido Comunista Chino en la guerra civil, aquella nación inició el camino para retornar a las posiciones perdidas hacía más de cien años. Luego de un proceso de reformas económicas a finales de la década de los ´70 del siglo XX, de fuerte apuesta estatal a la producción industrial en los ´80 y ´90 y al desarrollo tecnológico desde los 2000 y la década del ´10, un país considerado periférico logró presentarse como la competencia directa a la centralidad económica - y por qué no política - norteamericana. Actualmente, sus concepciones acerca del poder, sus definiciones estratégicas para su desarrollo, y su avance en materia comercial y económica, siguen siendo objeto de estudio dentro de las Relaciones Internacionales, la Ciencia Política, la Economía Política y el Comercio Internacional entre otras disciplinas que han encontrado en China un vasto espacio para la investigación científica. El siguiente trabajo monográfico es fruto de un marco o contexto general en el cual emerge una serie de inquietudes políticas y académicas. El mismo se vincula con la presencia, en crecimiento, de la República Popular China en el orden político internacional y su reposicionamiento a lo largo del Siglo XXI
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